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Opinión

“Si juegas con fuego, terminarás quemándote”

Esta fue la clara advertencia que el presidente chino Xi Jinping emitió al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresando la retórica más belicosa jamás utilizada por China hacia los estadounidenses en las últimas décadas.

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Esta fue la clara advertencia que el presidente chino Xi Jinping emitió al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresando la retórica más belicosa jamás utilizada por China hacia los estadounidenses en las últimas décadas; al menos desde que Washington y la República Popular China establecieron relaciones diplomáticas en 1972.

La disyuntiva después de esta advertencia era que Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, se abstuviera de visitar la isla de Taiwán. Pero este movimiento implicaba que EE. UU. quedaría mal visto porque demostraba debilidad y temor ante el gigante asiático, por lo que la señora Pelosi, a pesar de todas las amenazas, no cambió de planes y se apersonó, siendo recibida con todos los honores por la política y el pueblo de Taiwán.

La llegada de la importante funcionaria a ese suelo asiático desencadenó de inmediato los contramovimientos del régimen comunista chino, y al menos 27 de sus aviones entraron en el espacio aéreo de Taipéi, todos sin causar accidentes. Igual se observó la presencia de cuatro buques de guerra estadounidenses posicionados frente a Taiwán para ejercicios estándar.

Ahora la pelota está del lado de China, ya que, si no cumple con su retórica de amenazas, entonces serían ellos el hazmerreír de todo el mundo y percibidos a nivel internacional como unos charlatanes. La tensión entre Washington y Pekín está en su punto máximo y se esperan las reacciones del país del Dragón con movimientos militares, sanciones y bloqueos económicos para Taiwán.

Para China, EE. UU. es el provocador y ellos, la víctima. Políticamente, ellos calificaron esa nefasta visita como “una grave violación de su soberanía”. Anunciando ejercicios militares —incluido “fuego real”— alrededor de la isla, del 4 al 7 de agosto, cerrando ya seis puntos de acceso a Taiwán. El ministro de Relaciones Exteriores de China acusó a EE. UU. de “traición” y de ser “el mayor destructor de la paz actual”.

Para comprender la molestia de China es necesario repasar un poco el origen de las relaciones entre ese país asiático y los EE. UU. Estas comienzan con el Comunicado de Shanghái de 1972. Que se refiere a la política de una sola China, donde se hace énfasis en que Taiwán es una parte inalienable del territorio y se oponen a la interferencia externa en los asuntos internos sobre el tema de Taiwán. Por eso la visita de Pelosi claramente viola el espíritu de ese acuerdo.

Para los chinos, una visita presidencial es siempre un reconocimiento de facto de la soberanía del país a donde se llega. Y es indiscutible, en términos de autoridad, que jerárquicamente el presidente de la Cámara de Representantes viene inmediatamente después del vicepresidente de EE. UU., o sea es la tercera persona más poderosa de ese país. Entonces es obvio que esta visita a Taiwán cruza la línea roja trazada por China.

Aunque Biden reiteró que Pelosi viajó por su propia iniciativa, si realmente hubiera estado en contra de esa visita a Taiwán pudo haberla disuadido o al menos haberle negado el uso de un avión militar estadounidense. Entonces, ¿habrá sido todo esto una provocación? ¿Un plan para encender un polvorín con China? No está claro lo que la administración Biden tiene en mente, pero ya sea que todo esto haya sucedido por casualidad o por elección, la Casa Blanca ha abierto en cualquier caso una crisis muy grave que no solo afectará a la región asiática, sino a todo el mundo. EE. UU. indiscutiblemente está jugando con fuego y provocando una crisis global para empujar al mundo a ese “nuevo orden mundial”.

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