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Opinión

La corrupción en el deporte, una mancha más al tigre

COLUMNA: Barataria

Por: Emilio Estrada

Ha sucedido en muchos o casi todos los deportes que se practican en Guatemala, tampoco podemos decir que es de ahora, lo vemos cuando notamos la competitividad de nuestros atletas ante otros de la región centroamericana, o a nivel mundial nos da envidia de la buena ver cómo en muchos otros países no escatiman esfuerzos y destinan los recursos económicos que, bien utilizados, sirven para preparar a los verdaderos atletas, aquellos que en verdad lo son y que por sus cualidades y características luchan por ser los mejores.  Aquellos pues, que van a las justas y campeonatos internacionales de orden regional o mundial, a batallar por ser los mejores y no solamente a pasear y conocer otros países.

Lo que sucede en Guatemala es grave, las mafias se han apoderado del deporte y de los recursos deportivos, sucede a nivel de federaciones deportivas, sucede a nivel del Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala y sucede a nivel del Comité Olímpico Guatemalteco.  No se necesita escarbar mucho para ver lo que sucede en las federaciones en dónde hay familias copando cargos federativos y también disponiendo de parientes cuyos recursos atléticos no les dan para competir a alto nivel, pero que por “tener cuello” terminan compitiendo sin trascender, en tanto que otros deportistas que tienen cualidades son dejados al margen.

Hay historias de historias que se rumorean, se cuentan y se saben.  Deportistas que pasan penas para entrenarse, entrenadores que no tienen nivel, pero que ganan un dineral e incluso deportistas que han ido a competir sin llevar a su propio entrenador, sino que va otro elegido por los dirigentes.  Hay tal desazón que hemos visto como muchos deportistas abandonan sus sueños de competir porque la forma en que deciden a quien apoyar y a quien no los dirigentes en contubernio con algunos atletas son tales, que da vergüenza.  Sucedió con los marchistas luego de los éxitos que tuvieron, atletas como Jaime Quiyuch y Jamie Franco desaparecieron de deporte en donde conquistaron medallas panamericanas en los juegos panamericanos de Guadalajara.  Hoy en día, en la federación de marcha, únicamente compite el medallista olímpico Erick Barrondo, su esposa y parientes y los hermanos y primos del señor Barrondo. ¿Qué pasó con los demás deportistas?  ¿O solamente la familia Barrondo y la familia Ortiz son los únicos deportistas de marcha con capacidad?  Igual, desde sus logros, las veces que salen a competir salen a pasear, porque se hacen descalificar al no alcanzar los primeros puestos.

Ya ni hablar de otros deportes, en la mayoría de casos van mas directivos a pasear a los eventos deportivos que atletas.  Con todo, los directivos van desde muchos días antes del inicio del deporte y se regresan casi al final, en tanto que los deportistas a duras penas llegan a veces un día antes de su competencia.  Los viáticos de los deportistas son limitados, en tanto que los dirigentes tienen suficientes viáticos.  Esta es una maraña de corrupción, a nivel dirigencial que asusta a todos.  Es por ello que en Guatemala, el nivel competitivo de los deportistas es muy básico, los que logran sobresalir no son apoyados en tiempo para que puedan desarrollarse para competir a un gran nivel.  Cuando llegan a ser deportistas de elite la edad les pasa la factura, porque su entrenamiento fue muy rudimentario y el tiempo les afectara para competir a un nivel adecuado, además de que muchos no saben retirarse en tiempo.  Sin embargo, existen algunos atletas que, pese a que ya no tienen un alto nivel competitivo, aprovechan las bondades que otorgan algunos deportes olímpicos como la natación para obtener alguna de las marcas dispuestas o bien por el olimpismo y terminan yendo a pasear a las olimpiadas en cada edición.

En el deporte hay dirigentes que se han hecho millonarios pese a que supuestamente todos los cargos son ad honorem.  Muchos han sustraído recursos del Estado, se han robado los recursos que deberían destinarse a los atletas para “salir de pobres”.  Muchos de estos dirigentes encumbrados en las federaciones deportivas, en la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala o en el Comité Olímpico Guatemalteco, llevan años manejando el deporte guatemalteco que no da una sola.  Pocos deportistas son los que logran destacar y los que lo hacen como el joven Grijalva, ni siquiera se ha entrenado en Guatemala.  ¿Porqué razón tenemos una gama deportiva tan mediocre en Guatemala?  No son los deportistas, son los dirigentes que tenemos, quienes roban a manos llenas y pese a cada fracaso, deportivo que hay, son tan caraduras, sinvergüenzas y ladrones que nunca renuncian, sino que continúan administrando y manejando el deporte como si fuera su propia empresa familiar.  Compran voluntades, compran a los dirigentes departamentales de diversas asociaciones, compran a la Contraloría de Cuentas, compran jueces y Magistrados, en fin utilizan los recursos que reciben para el deporte para otro fin diferente, mantenerse en el poder.

Hoy en día hay una disputa seria en la dirigencia del Comité Olímpico Guatemalteco, el grupo que ya estuvo en la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala, y que hizo micos y pericos en esa institución, malgastando dineros públicos (o mejor dicho robándoselo); ha sido defenestrado por un grupo de neófitos dirigentes, quienes tendrían el apoyo popular de no ser que se les ha vinculado con el actual gobernante y su circulo más cercano.  En otras palabras, se quiere salir del sartén para caer en las brasas y, encima de todo hay todo un enredo legal que tiene de protagonista a la Corte de Constitucionalidad.

Poro ¿Quiénes en realidad pierden en estos entuertos?  Son los deportistas, ya sucedió en la Federación de Futbol, deporte que estuvo suspendido por dos años, sin embargo la actual dirigencia en nada difiere de la anterior, únicamente en nombres, porque la corrupción en el futbol sigue tan campante a todo nivel, que ni siquiera podemos pensar en que los jóvenes van a tener oportunidad de destacar en ese deporte, a no ser que “tengan cuello”.  Ahora le toca a todos los atletas olímpicos, quienes están en una situación de impasse peligroso, porque el tiempo pasa, y la edad pesa.  Creería que, si en realidad a los grupos en disputa les interesaría el bien por el deporte tendrían que hacerse a un lado y que un grupo de notables tomara control del comité olímpico, pero esto no va a suceder porque es renunciar a la riqueza, el lujo, el poder y la oportunidad de seguir exprimiendo los recursos del Estado para llenar sus bolsillos.  Lo mismo ocurrió con el futbol, porque quienes promovieron la suspensión de ese deporte, son los que actualmente siguen allí.

La corrupción en el deporte llora sangre, pero viene a ser una mancha mas al tigre, ya hemos visto como el deporte esta en trapos de cucaracha, no levanta, no tenemos deportistas competitivos, y la dirigencia deportiva en general es la responsable directa de todo esto.  Si les queda un poco de vergüenza ( que es difícil dadas las circunstancias), ¡Renuncien!

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